El dios supremo de la religión inca fue el dios creador, Viracocha. Los Incas también adoraban al dios Sol, Inti, de quien se creía que la familia real había descendido, y un número de otros dioses de la naturaleza que eran vitales para el éxito de sus cultivos. Los Incas creían también que ciertos objetos y lugares eran sagrados.
Ellos llamaron a estos objetos y lugares huacas. Una huaca podría ser un gran templo construido por los seres humanos; un objeto encontrado en la naturaleza, como una colina, primavera, corriente, o de la roca; o un pequeño amuleto o encanto. Cada familia Inca tenía una huaca, un objeto de culto el cual era puesta en un nicho en el hogar. Las ofrendas eran dadas en repetidas ocasiones a las huacas para mantener el equilibrio en la naturaleza y la sociedad.
Los incas también creían en una vida futura y adoraban a los espíritus de sus antepasados. Los cuerpos y las tumbas de los muertos fueron tratados como huacas. Los cuerpos de los gobernantes muertos fueron algunos de los santuarios más sagrados en el imperio. Estos gobernantes fueron tratados como si todavía estuviesen vivos, atendidos por sirvientes en sus palacios y consultados para asesoramiento sobre asuntos cotidianos.
La población rural practicaban rituales simples de culto a los antepasados. Cuando una persona moría, el cuerpo era embalsamado y colocado en una tumba en forma de colmena con vasos de comida y chicha. La familia de fallecidos eran retenidos durante ocho días en las ceremonias fúnebres y vestían ropa negra durante el tiempo de un año, y las mujeres enlutadas se cortaban el cabello.
Los incas también hacían en épocas anteriores tumbas de tierra llamados chullpas. Ellos entraban varias veces en estas tumbas, proporcionando más alimentos y bienes preciosos y ofrendas a sus antepasados momificados.
La religión Inca era muy formal, con un gran número de sacerdotes para llevar a cabo sus muchos rituales y ceremonias. En muchos ritos, sacrificios vivos se les ofrecían a los dioses. Las ofrendas de los sacrificios eran normalmente llamas o cuyes, pero en las ocasiones más sagradas o en tiempos de desastre, los niños humanos o mujeres escogidas podían ser sacrificados.
Los Sacerdotes profetizaban el futuro y trataban a los enfermos, ya que se pensaba que la enfermedad venía como resultado de la mala voluntad de una persona o un dios. Las mujeres eran importantes en la religión inca y las elegidas servían a los dioses, sobre todo el dios del sol, y algunas de ellas, llamadas vírgenes del sol, hicieron votos de castidad para toda la vida.
Los incas tenian un héroe civilizador, Viracocha, a quien se le veneraba con los atributos de creador y dios sol. Viracocha era el creador y señor de todas las cosas vivientes.
La religión inca tuvo un carácter de gran formalidad. Otras grandes deidades fueron los dioses de la creación y de la vida, Pachacamac, del Sol, Inti (padre de los incas), y las diosas de la Luna, Mamaquilla, de la Tierra, Pachamama, y del rayo y la lluvia, Ilapa.
Las ceremonias y rituales incas eran numerosos y frecuentemente complejos y estaban básicamente relacionados con cuestiones agrícolas y de salud, en particular con el cultivo y la recolección de la cosecha y con la curación de diversas enfermedades.
En las ceremonias más importantes se sacrificaban animales vivos y raramente se exigía la realización de sacrificios humanos como ofrenda a los dioses. Los incas produjeron un rico corpus de folclore y música, del cual sólo perviven algunos fragmentos.
La teogonía inca contaba con muchos dioses locales, pero predominaba la veneración al sol cuyos templos estaban en todo el imperio.
Se creía en la vida futura y se momificaban los cuerpos. La ceremonia comprendía festejos, ofrendas y sacrificios de animales, y a veces hasta humanos.
En su condicion de gran sacerdote del sol, el Inca encabezaba la jerarquia religiosa.
Existian muchas categorias de ministros religiosos: adivinos, himnotizadores, sacrificadores.
La huaca era una fuerza misteriosa y sobrenatural que ejercia influencia sobre la suerte de los humanos.
Junto a los templos se levantaban los intihuatana, conos de piedra de escasa altura y la sombra que proyectaba dió lugar a diversas interpretaciones.