La ciudad de Pisaq está ubicado a 33 kilómetros de la ciudad del Cusco, en el Perú. Su sitio arqueológico es uno de los más importantes del Valle Sagrado de los Incas.
Esta población tiene una parte incaica y otra colonial. Písac y su plaza principal, es un lugar entretenido lleno de colorido y con diversos artículos artesanales a la venta. Este pueblo es conocido por su observatorio astronómico.
La arquitectura de Písac también es mestiza construida sobre restos indígenas por el virrey Francisco de Toledo. Aquí se puede asistir a una misa en quechua en medio de indígenas y varayocs o alcaldes regionales. Igualmente, se puede comprobar cómo los agrónomos incas resolvieron el problema de sembrar en las pendientes de los cerros.
La ciudad inkásica se encuentra en la parte alta de la montaña por encima de los andenes que se encuentran en muy buen estado de conservación. Es ya clásico entre los Quechuas, reservar las zonas más fértiles para la agricultura sin ser desperdiciadas construyendo pueblos o ciudades de tal modo que la ciudad fue construida aprovechando la montaña rocosa y seca.
Su ubicación además facilitó la protección del lugar ya que ésta fue una ciudad fortificada hecha en el camino hacia el Antisuyo (selva amazónica), de acuerdo a muchos fue establecida allí para poder proteger la gran capital de posibles ataques de la nación de los Antis (el nombre de la Cordillera de los Andes deriva de Antis) que fueron sus más grandes y nunca sometidos enemigos.
Hoy todavía es visible la muralla que protegió la zona más importante de la ciudad, además dentro del área protegida están las terrazas agrícolas más extensas que debieron proporcionar suficientes alimentos para sus habitantes en caso de sitios o guerras prolongadas.
Por su parte, existieron también acueductos que suministraban el líquido elemento para el desarrollo agrícola, todo parece indicar que para la subsistencia de sus habitantes el agua se captaba de la parte alta de la montaña y conducida a través de canales subterráneos.
Acceso a Pisaq
Para llegar al grupo arqueológico a partir del pueblo colonial se tienen dos posibilidades:
- Seguir a pie cogiendo la calle al costado occidental de la actual iglesia y ascender todas las andenerías y la montaña, en una caminata bastante dura por la altura e inclinación de la montaña y que requiere estar en muy buenas condiciones físicas;
- O coger un carro que debe seguir la carretera de 8 Kms. hacia el noreste del pueblo colonial para luego a partir del parqueadero seguir a pie la distancia de algo así como 1.5 Kms. hasta el sector del Intiwatana.
La segunda posibilidad es la más fácil y popular hoy en día. Su variante más interesante es llegar en carro hasta el sector denominado Qanchisraqay para empezar con la caminata, para lo cual es recomendable no sufrir de vértigo por lo escarpado del terreno.
Complejo arqueológico
Ascendiendo a pie desde la ciudad, se halla el complejo arqueológico de Pisaq, en el cual se identifican 5 barrios incas, entre los que destacan:
- Seis collcas o pirwas, depósitos en los que se conservaban alimentos y a los que se llega por una escalinata de 102 peldaños.
- Canchis Rajas, único grupo fuera de la muralla inca, utilizado como puesto de control y comunicaciones.
- Q’alla Q’asa, grupo de 30 casas, en las que se destacna calles, plazas, fuertes y escalinatas.
- Pisaqa, grupo de 23 casas de piedra, construídas siguiendo el contorno semi-circular de las partes altas de los terraceríos agrícolas de Pisaq, y desde donde se puede apreciar el valle en toda su extensión.
- Intihuatana, el centro más importante de Pisaq. Funcionaba como reloj solar, marcando las horas del día, los meses y los cambios de estaciones. El reloj solar de Pisaq está construido sobre una roca natural in situ y lo protege un muro ovoide trabajado en piedra delicadamente canteada.
Etimología
Es muy probable que su nombre derive de la palabra p’isaqa que denomina a una variedad de perdiz (Nothoprocta ornata) muy común en la zona; aún algunos aducen que la ciudad prehispánica tenía la forma de una perdiz que a su vez simbolizaba la fauna lugareña.
Hoy, también se encuentra la población colonial de P’isaq en la parte baja del valle establecida como consecuencia de las célebres “Reducciones de Indios” a partir de 1572, por las que se debía reunir a los Quechuas en pequeñas poblaciones.
Casi todos los nombres originales de los diversos sectores en P’isaq se han perdido, los que hoy se conocen fueron establecidos por la tradición, historiadores y arqueólogos; por lo que en muchos casos no representan su verdadera naturaleza o función.
La razón por la que hay falta de información precisa sobre el lugar es que no existen documentos o crónicas que sirvan de testimonio fehaciente para su interpretación. Lo que sí podemos afirmar es que el nombre P’isaq sí es auténtico porque está consignado en algunas crónicas.
Hoy la arqueología y la historia tratan de descifrar los misterios del lugar en base a excavaciones arqueológicas, por deducciones lógicas y estudios comparativos o por analogía con otros elementos conocidos.
Al existir una tipología arquitectónica inkásica hoy es posible establecer la función de la mayor parte de los edificios, pero existen muchos otros aspectos que quedarán como un eterno enigma.