Torres de Chankillo

Torres de Chankillo, el observatorio solar más antiguo de América

Arqueólogos encontraron las torres de Chankillo, el observatorio solar más antiguo de América, construido hace 2.300 años, en la zona costera del Perú, reveló un estudio publicado por la revista Science.

El observatorio está formado por trece torres levantadas en línea, de norte a sur sobre la cima del monte Chankillo, que indicaban con precisión el desplazamiento anual del Sol, así como los solsticios y los equinoccios.

La estructura contiene dos puntos artificiales de observación separados por unos 200 metros con una especie de fortaleza rodeada por tres anillos concéntricos.

«Su construcción revela que el conocimiento de la astronomía existía en la región desde antes del Imperio Inca», afirmaron los arqueólogos Iván Ghezzi, de la Pontificia Universidad Católica de Perú, y Charles Ruggles, de la Universidad de Leicester, del Reino Unido.

«Las torres de Chankillo nos proporcionan una prueba de las primeras observaciones solares y de la existencia de avanzados cultos al Sol, los cuales precedieron casi 2 mil años a los del Cusco incaico», indicaron los científicos.

Según relatos de los primeros cronistas se creía que los primeros observatorios solares estaban en la región de Coricancha, cerca del Cusco, o habían sido construidos por la cultura Moche, 600 años después de Chankillo.

Sin embargo, los denominados «pilares del Sol» que marcaban las estaciones y el momento de realizar la siembra en la región del Cusco han quedado borrados con el paso del tiempo y se desconoce su ubicación precisa.
Chankillo «es una estructura muy anterior en la costa peruana que parece haber sido construida para facilitar las observaciones del ocaso y del amanecer», señaló la investigación.

EFE en Washington – Viernes 2 de Marzo de 2007 

Las 13 torres de Chankillo

Las torres de Chankillo son un grupo de 13 torres de piedra que coronan la ladera de una montaña costera en Perú formando el observatorio solar más antiguo del hemisferio occidental, según investigaciones de Iván Ghezzi y Clive Ruggles.

El emplazamiento de 2.300 años de antigüedad remite a una sofisticada cultura que usó el espectacular alineamiento del sol y las estructuras para efectos políticos y ceremoniales.

Hasta ahora la zona de las trece torres de Chankillo era conocida como un extenso centro ceremonial, de varios kilómetros cuadrados, que se caracteriza por poseer una estructura bien fortificada en la cima de la colina, gruesos muros y parapetos.

Pero nadie había entendido la presencia de una hilera de torres a lo largo de 300 metros, colocadas en una colina cercana, como espinas en la espalda de un dragón.

En un artículo que publicó ayer la revista Science, Ghezzi y sus colegas dicen haber descubierto el significado. «Desde el siglo XIX se especulaba con que la fila de 13 torres podría ser una demarcación lunar,  pero nadie siguió esa pista», dijo Ghezzi, quien decidió probar la idea,  mientras estudiaba estructuras militares en el lugar, que datan del siglo IV antes de Cristo.

Lo que descubrió es que el lugar abarca con precisión los arcos anuales de salida y puesta del sol, cuando se les ve desde dos puntos de observación especialmente construidos para tal fin. «Miles de personas podrían haberse reunido para observar impresionantes eventos solares. Estos acontecimientos podrían haber sido manipulados por una agenda política», dijo Ivan Ghezzi, quien hizo el descubrimiento mientras era estudiante de la Universidad de Yale.

También sirven como un calendario preciso con unos cuantos días de diferencia. Los autores escriben que las torres brindan evidencia de sofisticados cultos solares antes de los de los Incas.

¿Quiénes las construyeron?

El hallazgo no es menor, ya que estudios de yacimientos arqueológicos y registros por escrito ilustran que los Incas llevaron a cabo cuidadosas observaciones solares para el 1.500 d.C. Sin embargo, ahora Ghezzi y Ruggles muestran que las Trece Torres de Chankillo fueron utilizadas desde hace más de 2.000 años por otra cultura tanto o más sofisticada.

Ghezzi afirmó que se sabe muy poco sobre la gente que construyó Chankillo, pero habrían precedido a los Incas por varios siglos. Al investigador no le sorprendió el hallazgo de un observatorio tan antiguo y afirma que Perú es una de las fronteras arqueológicas inexploradas en el mundo.

«Esta clase de conocimiento es esencial para la supervivencia, para navegar, para seguir animales y regresar a tu lugar de origen, para hacer un seguimiento de las estaciones», sostuvo Ghezzi.

«Tenemos que encontrar otras razones para explicar por qué un grupo de personas llegó tan lejos como para construir torres monumentales en la cima de una colina», concluyó.

Existen muchas evidencias que demuestran que los Incas usaron los movimientos del sol para demostraciones de poder con fines políticos.

Dentro del hallazgo también se comprobó que los habitantes de esa región realizaban rituales religiosos vinculados con los fenómenos astronómicos.

Los investigadores señalaron que las excavaciones revelaron que en la construcción se hacían ofrendas de figurillas de guerreros de cerámica con adornos que parecerían ser signos de distinción, lo que sugiere prácticas rituales así como la existencia de clases sociales.

«La adoración del Sol y las costumbres cosmológicas de Chankillo tal vez hayan ayudado a legitimar la autoridad de una clase de elite, como ocurrió con el imperio inca dos milenios después», agregaron los científicos.

Monumental

Los científicos también encontraron que uno de los edificios próximos tiene características arquitectónicas impares: un pasillo de 40 metros de largo que corre de un lado que carece de ventanas o puerta en el edificio principal.

«La mejor explicación para ese espacio es que permitía a la gente tener un punto de observación completo de las torres», explicó Ghezzi.

Para el arqueólogo la constatación de que Chankillo y sus torres levantadas hace más de dos mil años fueron un observatorio solar resuelve un rompecabezas científico que se mantenía desde hace más de un siglo.

Según Luis Jaime Castillo, arqueólogo de la Universidad Pontificia peruana, se trata de un claro ejemplo de un «calendario monumental».

Agregó que «es difícil pensar para qué otra cosa pudieron haber servido las torres de observación», y su presencia revela que existían técnicas de medición muy avanzadas, 600 años antes de la cultura Moche.

«Es posible que ocurrieran otras cosas que no sabíamos», explicó.

Para otros investigadores es evidente la necesidad práctica para los pobladores de esa región de contar con el observatorio solar.

Esto debido a que la agricultura era crucial en la época y en esa zona dependía de la irrigación proporcionada por los ríos.

«La observación solar era necesaria para saber cuándo se debía plantar», señalaron.

Investigaciones

Investigaciones sostienen que torres eran parte de una especie de calendario. Se han hallado figuras de cerámica que representan a guerreros

Hace 2.300 años, los pobladores del valle de Casma dirigían sus pasos hacia el ramal sur del río del mismo nombre. Allí, sobre la cima de una colina baja, se levantaban imponentes por lo menos 13 construcciones a modo de torres dispuestas en una hilera norte-sur. Aquellas construcciones eran la base de lo que ahora los investigadores Iván Ghezzi y Clive Ruggles han afirmado que se trata de un observatorio solar.  De ser validada su tesis, Chankillo saldría por fin del casi anonimato que ha permanecido hasta el momento para ocupar su lugar como el más antiguo observatorio de astros en América.

Morfología

Múltiples edificios, plazas y patios construidos con piedra canteada y mortero de barro dan forma a lo que se conoce como Chankillo. Todos estos restos diseminados en unos cuatro kilómetros cuadrados ocupan un terreno formado por pampas de arena, afloramientos rocosos, dunas y también bosques de algarrobos.

El principal componente de Chankillo es la llamada ‘fortaleza’, una imponente estructura de 300 metros de largo, ubicada en la cumbre de una colina y fuertemente defendida por murallas, accesos restringidos, parapetos y posiblemente un pozo seco. Para el arqueólogo Iván Ghezzi este edificio no sería una fortaleza, sino más bien un templo fortificado.

En otra zona de Chankillo se aprecian otros edificios en los que destacan 13 torres construidas con piedra canteada y mortero. La hilera de torres tiene una orientación norte-sur, pero las tres últimas construcciones ubicadas hacia el sur presentan un cambio de orientación hacia el sudoeste.

«Vistas desde la parte baja, las torres forman un horizontes artificial «dentado» con picos y valles dispuestos a intervalos regulares», señalan en su informe los arqueólogos Ghezzi y Ruggles.

La teoría sobre las torres de Chankillo

Con la utilización de diversos equipos, entre ellos un GPS portátil, los investigadores y su equipo determinaron que las torres fueron levantadas con el fin de seguir la trayectoria del Sol en aquella época (hace unos 2.300 años). Así, los antiguos habitantes de la zona podrían regular eventos estacionales, como fiestas religiosas o para mantener un calendario solar empírico.

Para los Ghezzi y Ruggles «las 13 torres de Chankillo, así como las plazas y los edificios adyacentes brindaron el marco apropiado para los rituales públicos y banquetes directamente relacionados con la observación e interpretación de los movimientos del Sol, en los que participaban grandes grupos de personas». Sin embargo, también se ha determinado que algunas zonas estuvieron reservadas para unos pocos, quienes habrían sido los encargados de conducir las ceremonias.

Las excavaciones recientes también han puesto al descubierto figuras de cerámica que representan a guerreros provistos de armamentos, escudos y protección corporal.

Estos personajes están acompañados de indicadores de status, como tocados, camisas, ornamentos de cuello, dorso y nariz que habrían cumplido funciones decorativas y defensivas.

Para los investigadores, esto los pondría frente a una sociedad que rendía culto al Sol, mucho antes que los mismos incas.

Claves

  • Chankillo se ubica a unos 15 kilómetros al sur de Casma. El templo fortificado está estratégicamente ubicado en la cima de un cerro, desde donde se aprecia el valle de San Rafael.
  • Para llegar a Chankillo se transita por un camino que se dirige hacia el sector de San Rafael o se escoge el desvío hacia el este, a la altura del kilómetro 361 de la Panamericana Norte. Un camino de cascajos de dos kilómetros de largo lleva hacia esa zona arqueológica.

Para recordar

  • El monumento de Chankillo ya había sido visitado en el siglo pasado por George Squier, quien hizo un buen levantamiento topográfico de la zona.
  • También exploraron la zona investigadores como Ernst Middendorf, Antonio Raimondi, Julio C. Tello y otros más.
  • La investigadora que profundizó los estudios acerca de estas impresionantes construcciones de piedra fue la arqueóloga casmeña Rosa Fung Pineda, quien contó con el apoyo del arquitecto Víctor Pimentel Gurmendi.
  • El terremoto ocurrido en 1970, el cual destruyó la ciudad de Yungay, también causó graves daños a la fortaleza, que perdió muchos de sus muros.