En su paso hacia el corazón del imperio Inca, los primeros conquistadores españoles se encontraron en el siglo XVI con un complejo sistema vial cuya columna vertebral fue denominada por los aborígenes el Qhapaq Ñan, o sea, el Gran Camino Inca. A través de las vías y senderos que se extendían por una longitud de 40.000 kilómetros, uniendo montañas con la costa del mar, los Incas administraban su imperio.
Sin embargo, con el paso de los siglos y el surgimiento de nuevas tecnologías, el camino principal andino y todo su sistema de vías y puentes, antes bulliciosos por el tránsito de personas y mercancías, han dejado de ser frecuentados. No obstante, el Gran Camino Inca nunca perdió su importancia cultural, natural e histórica.
Gran parte de este camino estaba empedrado. El ingenio en el diseño de los caminos no tuvo un solo patrón sino que se adaptó a la geografía de la zona y se construyeron con la intención que perduraran. El ancho del camino también era variable. En algunas zonas llegaba a tener más de 15 metros, mientras que en otras se reducía a menos de 1.5 metros para sortear algunas quebradas o flanquear algunos barrancos.
A lo largo del Gran Camino fueron ubicadas estratégicas construcciones llamadas tampus o tambos aproximadamente cada 20 kilómetros, o según lo que requería el nivel de esfuerzo de la ruta. Los tambos podían albergar caminantes y viajeros, así como servir de almacén de alimentos y vestimentas.
El Qhapaq Ñan fue la base del desarrollo del Tawuantinsuyo y de su consolidación como imperio que abarcaba desde la parte norte de Argentina, el norte de Chile, Bolivia, todo el Perú y Ecuador, llegando hasta el sur de Colombia.
Tanto en el Cápac Ñan como en el Camino de la Costa existían cada cierto tramo tambos en donde se almacenaban granos y otros alimentos que eran usados por el imperialista ejército inca cuando salía en campaña de conquista. El ancho máximo de ambos caminos eran de unos cuatro metros.
El Cápac Ñan tenía una longitud de 5.200 kilómetros, que se iniciaba en Quito (Ecuador), pasaba por Cusco y terminaba en lo que hoy es Tucumán, Argentina; atravesaba montañas y sierras, con alturas máximas de más de 5.000 metros. El Camino de la Costa (o Camino de los Llanos), tenía una extensión de 4.000 kilómetros, iba paralelo al mar y se unía con el Cápac Ñan por muchas conexiones.
Los incas hicieron caminos que integraban todo el imperio, a lo largo y a lo ancho. Se crearon cuatro caminos principales:
- Cusco a Quito (Ecuador) y a Pasto (Colombia)
- Cusco a Nazca (en el centro de Perú) y a Tumbes (en la frontera Perú-Ecuador)
- Cusco a Chuquiabo (Bolivia)
- Cusco a Arica y Atacama (Chile), con ramales hasta el río Maule (Chile) y a Tucumán (Argentina).
El Perú es un país en cuya gran parte del territorio se extiende este camino, que permite al visitante ver los numerosos atractivos turísticos que existen en el Norte y en el Sur, como la zona de Machu Pichu o la zona del lago Titicaca.
El significado histórico y cultural del Gran Camino Inca se ve realzado por una iniciativa de los países sudamericanos por donde pasa el camino Inca. Perú, Colombia, Chile, Bolivia, Ecuador y Argentina empezaron ya los trámites para la inscripción del Qhapac Ñan en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.
El Qhapaq Ñan en Cajamarca
El Qhapaq Ñan del Chinchaysuyo recorre el departamento de Cajamarca longitudinalmente con caminos secundarios en forma transversal, es decir, casi toda la extensión del territorio cajamarquino está cubierto por ancestrales calzadas.
El Gran Camino, de sur a norte, viene de Huamachuco hacia Cajabamba, pasa por Cauday, baja al río Crisnejas, remonta hacia Chancay por la subida del Inca y de allí pasa por Ichocán; luego a San Marcos, Namora, bordea la laguna de Sulluscocha hasta llegar a los históricos Baños del Inca, atravesando la zona de Shaullo.
Desde Baños del Inca, el camino se dirige a Cajamarca, desde donde sale hacia Rumichaca en Porcón y de allí hacia Incatambo (San Pablo), remontando hacia el noroeste en dirección hacia Chancay Baños (Santa Cruz) para luego pasar por la zona de Pucará antes de cruzar varías veces la quebrada de Huancabamba para llegar posteriormente a Caxas y Ayabaca en Piura.
Existen, además, vestigios de caminos incas de Cajamarca a Hualgayoc, a Bambamarca y a Celendín en la ruta hacia Chachapoyas. También hay un camino transversal que parte de Huancabamba en Piura, pasando por San Ignacio y Jaén en Cajamarca, con dirección a Kuelap en Chachapoyas. Otros unen Cajamarca con la costa por el valle Chicama en La Libertad o por el valle de Jequetepeque hacia Lambayeque.
Agregue un comentario